lunes, 27 de septiembre de 2010

superamigos.maleza en flor

Algo me pasó desde que le pedí un autógrafo a la hiedra venenosa, es como que el odio me brota incontrolablemente, y la maleza que tengo en el fondo no para de florecer.






No soy yo el banquete de bienvenida
ni me estimula lo ajeno, ni el vecino.
No soy yo a quien nombra tu sangre hervida,
ni el que dibuja tus sonrisas perfumadas al final del día.

Yo soy una de esas ratas gordas que te come la cabeza
esperando que me mates con venenos rosablancuzcos
o con un buen polvo.

Soy la puta y renga pretendida por el noble pervertido
y gusto, si, de placeres extravagantes con crema batida
y un cóctel de pastillas arcoiris.

Soy la baldosa floja que escupe agua sucia en tus pies
y quiero estar en todas tus esquinas
yo quiero esa mirada de tu pesar
y quiero ser, hoy, más que nunca, tu balanza.

Nunca estuve en tus margaritas deshojadas
Sólo me quede a ver el suicidio de pétalos cartecianos,
mariquita vanidosa que piensa que su espejo
es un botiquín de la cruz roja.

Los jacintos nunca volvieron a mostrarse
y por tu orgullo quedo seco el crisantemo.
Los narcisos se ahogaron en tu vaso chato
y por barato, enloquecieron los claveles

No soy yo ramo ni corona, ni el que juega al jardinero
en tus primaveras tardías.
Ni el que te hace ver, con ojos de serpiente acigarrada
todo lo que de desierto tenes.

No soy yo el azulejo ensangrentado ni el carnicero desalmado
pero a todos los silencios acecino, uno por uno, aturdido.
Y los silencios son buenos, como las flores que he cortado,
como los supiros que he podado a fines de otoño.

Tampoco rezo, sólo descanso el cuerpo.

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